Madrugada
Esta es la hora de la que no se puede huir, esa que ronda
minuciosa la cordura sostenida con esfuerzo
reune desasosiegos tras las cortinas
atrae a la bruma tras los portales
olvida los besos que nos salvaron de mil desgracias en otro tiempo
deshilachado por la constancia de su fluir.
Esta es la hora a la que temo, se acerca bajo el murmullo de la hojarasca
se hamaca en las plazoletas abandonadas
se eleva en el sonido metálico provocado por el viento y susurra,
en mi oído
porque teme desgarrarse en un aullido sin poder hallar el fin.